VISITAS POR MADRID IV

Domingo 25 de Junio de 2017


Esta vez nuestra visita es por la mañana tempranito para evitar los calores de Madrid en estas fechas.
Exterior de la Escuela de Minas
Nos dirigimos al Museo Geominero de Madrid, que llevaba yo tiempo queriendo conocerlo, no por sus minerales y fósiles, sino más bien por el trazado y arquitectura del edificio. 
El Museo Geominero es una unidad del Instituto Geológico y Minero de España, Organismo Público de Investigación del Ministerio de Economía y Competi-tividad, en cuya sede principal se encuentra ubicado. Por su dependencia funcional, es un Museo de titularidad estatal gestionado por un Organismo Público de Investigación.

Los objetivos del Museo Geominero son conservar, investigar y difundir la riqueza y diversidad del patrimonio geológico, paleontológico y mineralógico a través de las importantes colecciones de minerales, rocas y fósiles procedentes de todas las regiones españolas y de antiguos territorios coloniales, así como de yacimientos significados del registro mundial.
La continuada puesta en valor de los fondos mediante su investigación y difusión a través de catálogos temáticos, ha situado al Museo entre los más importantes de su naturaleza en España.
A la importancia científica de estas colecciones, hay que añadir el valor histórico de las mismas, pues su origen se remonta a la creación de la Comisión del Mapa Geológico de España en 1849; desde entonces se han nutrido de los trabajos realizados por el IGME a lo largo de más de 150 años de investigaciones geológicas y mineras.


ARQUITECTURA
El Museo se sitúa en la primera planta del edificio del Instituto Geológico y Minero de España, cuya construcción como sede oficial del organismo se inició en 1921 y no finalizó hasta mediados de la década de 1940. El proyecto arquitectónico se debe a Francisco Javier de Luque, si bien la obra realizada no corresponde en su acabado final a los planos primitivos.
En Diciembre de 1918, Luque, profesor de la Escuela de Arquitectura de Madrid, presenta un proyecto para la construcción del nuevo edificio del Instituto Geológico de España, inspirado aparentemente en planos del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, autor entre otros edificios de la Escuela de Minas y del antiguo Ministerio de Fomento, hoy de Agricultura.


En el proyecto de Luque se pueden encontrar elementos característicos de estos edificios, como son las cúpulas amansardadas de las esquinas (que no se llegaron a construir) o las cristaleras artísticas de los accesos a la planta primera, de los ventanales del pasillo y del propio edificio del Museo. El espacio del Museo es una nave diáfana, de 19 metros de altura y planta rectangular, que ocupa 713 metros cuadrados de superficie.
La cubierta es de estructura metálica y policarbonato, que fue reemplazada durante las últimas obras acometidas a finales de los 80 por la original de vidrio armado con juntas de plomo. 



En altura se disponen tres corredores perimetrales volados al espacio central, a los que se accede mediante tres escaleras de caracol y un ascensor, situados en los cuatro vértices de la planta. Los pisos son de parquet-tarima, las barandillas de las balconadas de hierro forjado, y las paredes, enlucidas con yeso y decoradas con escayolas (destacando las conchas y escudos de los vértices superiores).


 





 

Aquí voy a incluir unas fotos de la Estación de Atocha de Madrid que jamás se me habría ocurrido hacer pero, en esta ocasión, con tiempo suficiente las hice.  Siempre que voy es deprisa y corriendo a coger un tren, pero en esta ocasión iba a recoger y se retrasó, así que ahí van.



 
La estación surge como un simple embarcadero (inaugurado en 1851), que se amplía hasta convertirse en la estación del Mediodía (inaugurada en 1892), propiedad inicialmente de la compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (abreviada como MZA). El constante crecimiento de pasajeros de larga, media y corta distancia hace que se vaya transformando progresivamente en el complejo nudo ferroviario de tres estaciones que se conoce actualmente.
A lo largo del siglo XX la demanda de viajeros motivó que fuera incorporando edificios e instalaciones ferroviarias adyacentes, que prolongaban su estructura varios kilómetros hacia el sur. A mediados del siglo fue nacionalizada, pasando a cargo de RENFE. El 1 de enero de 2005 RENFE se escindió en varias compañías, y Adif pasó a ser la propietaria encargada de la gestión de las estaciones.
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 




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